Aunque a simple vista tal vez cueste ver similitudes entre un objeto cualquiera con una arquitectura, descubriendo las raíces de ambas formas podemos hallar
que son similares en cuanto a resolución
para problemas similares. Incluso, parece que muchas de estas soluciones
encontradas para una pueden encajar en la otra. En este caso vamos a hablar sobre las torres de ordenador, de los que no en vano se suele hablar de su "arquitectura interna".
La forma: Las superficies planas y ortogonales son más fáciles de fabricar tanto en arquitectura como en ingeniería, representando un coste extra las curvaturas y sus
posibles efectos secundarios en cuanto a estabilidad estructural, o procesos de
fabricación. Estas formas regulares y planas facilitan la distribución modular de elementos en su interior. En una torre PC ocupan este
espacio los componentes electrónicos, cada uno con su función y debidamente conectados entre sí, así como en una
construcción los
distintos espacios o estancias tienen sus propias funciones. En el resto de
cosas que vamos a meter dentro son iguales: tuberías,
cables, accesorios de ventilación, aislamiento y elementos decorativos.
Tanto los componentes de un PC como los habitantes de una casa requieren una
temperatura adecuada así como poder “respirar” para hacer sus funciones.
"Treinta radios
convergen en el buje de una rueda, y es ese espacio vacío
lo que permite al carro cumplir su función.
Los cuencos
están hechos de barro hueco y
gracias a esta nada cumplen su función.
Puertas y
ventanas se abren en las paredes de una casa, y es el espacio vacío
lo que permite que la casa pueda ser habitada.
Así,
lo que es sirve para ser poseído, y lo que no es, para
cumplir su función.”
Lao Tse, “Tao Te King”
Así
mismo, la forma no sólo
sigue a la función con motivo de la habitabilidad: también
sirve al propósito de generar un orden interno. Este orden garantiza la óptima colocación de los muebles y componentes
para aprovechar todo el espacio posible, reduciendo costes de fabricación evitando crear más espacios de los requeridos o que
el mismo desorden interno cree la sensación de
rigidez, de no poder maniobrar en su interior. El cableado y las diversas tuberías de refrigeración, ventiladores y rejillas están también colocados siguiendo el principio
físico elemental que es que el aire caliente se eleva y el frío desciende. De esta forma conseguimos una mayor eficiencia en el
rendimiento del sistema de refrigeración.
Podemos pensar que por los mismos motivos, también podríamos comparar estos dos productos de ingeniería con cualquier estantería.
Error. La parte emocional, la parte romántica
reside en ambos productos y no en la estantería.
Tanto una casa como una torre de PC son productos “vivos”, que pueden estar haciendo sus tareas sin que estemos presentes.
La lavadora no se apaga si nos vamos de
casa, ni la torre deja de renderizar una escena 3D porque no estemos presentes.
Es esa “vida”
la que los hace productos emocionales; productos por
los que no nos solemos conformar con que cumplan su función, queremos que nos hagan sonreír,
que nos faciliten la vida, que sean agradables a la vista igual que buscamos
que nuestras parejas nos atraigan.
Los seres humanos creamos vínculos
emocionales con nuestras cosas, pero sólo
con aquellas que están tan presentes de tantas formas
distintas en nuestro día a día que
pasamos a considerarlos como “alguien” más y no sólo como “algo” más. Entender esto y aplicarlo en nuestro trabajo es lo que hace que
nos levantemos con ganas cada mañana.
Me ha gustado mucho tu entrada. Muy bien.
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